viernes, 12 de agosto de 2016

Miel y mermelada.

Para AB.

AB me ha retratado, apenas fue un segundo mientras intentaba obedecerle, dócil, inquieta, incómoda y sin respirar. Resultado de eso: mi cara estampada en un fondo blanco, sin maquillaje, indefensa, regordeta, incorregible. No me gustó, corrí al baño a hacer una pequeña rabieta y salir de control sentada en el inodoro.
Siempre he pensado que no todo de nosotros tiene que gustarnos, que también uno debe repudiar (aunque sea) algunas partes ínfimas para estar cuerdos. Y eso que vi ayer, eso que también era yo pero que desamparé inesperadamente, me lo recordó.
Lo miré como media hora, intenté obligarme a que me agradara, a reconciliarme conmigo e intentar vivir tranquila después de eso, no pude. Después, para poder dormir, desierta, en un encuentro uno a uno con mi retrato incómodo Pero claro que soy yo, esos brazos, las inconfundibles cejas de hace media vida. Si sí soy yo, nomás que no me agrado. Pum. Puñetazo en el estómago a mí misma. Bueno, ¿y qué si no me agrado? ¿Y qué que sea yo? ¿Y qué si me veo en la calle y me digo que no, que está bueno pero que tampoco estoy completamente enamorada de mí? Luego de eso, es muy fácil pensar que es como si prefiriera la mermelada en lugar de la miel.

Me explico: una de tantas visitas al supermercado, AB confesó que en una competencia de prioridades, la miel le gustaba más que la mermelada. Obviamente me alarmé horrible porque como una glotona de primera, no concebía la idea de que en ese triste pasillo, la discordia me hiciera confrontar a mi estimado acompañante. Muy mal, muy mal. Le hablé de los veintidosmilquinientosycachito  aspectos que hacían a la mermelada un producto más importante, creo que no logré convencerle. AB estaba seguro, y yo también, y nos reímos en todo el camino hacia la caja registradora para pagar el relleno del carrito. La cosa es que no importaba cuánto amara la mermelada, ni cuánto AB prefiriera la miel (o cuánto disfrutara llevarme la contraria), no íbamos a dejar de llevarnos bien por eso. No iba a dejar de llevarme bien conmigo, por mucho que me repudiara en esa estampa, tan expuesta, tan caralimpia, tan yo. Uno es lo que es, y punto. Y sí, ese desangelado retrato también me describe y me dibuja despacito en un sitio poco cómodo, nada estable e inseguro. Ese retrato es miel, y lo que yo acicalo y procuro con regularidad, mi cascarita más liviana a la que llamo cuerpo, ese es mermelada.

martes, 5 de julio de 2016

Arreglo personal.

Hoy traigo ese vestido negro que me pone impropia, aún debe guardar el sudor de tu frente, aún huele a cuartos blancos, de dimensiones indefinidas. Aún me tapa la cara si llego a sentir vergüenza ante ti.

Me arreglé el cabello  esperando a que llames y conciertes una cita conmigo para hablar de cosas importantes (de proyectos eternos/ imágenes irrepetibles/ talentos ajenos), reírnos mientras leemos en voz alta para luego perder la cabeza. Cerrarnos en el olor de los cuerpos perfumados, de tu espalda que sabe a un dulce enorme, enredarnos en el sillón, frente a las ventanas sin cortinas, mientras llueve recio como nosotros.

Pensando en verte, hoy usé un labial a juego, para estar con gente que conocemos y charlar con ellos, beber un poco y ponerme inquieta, para que te acerques despacio sin decirme nada y me lleves por un cigarro, bailes conmigo o del otro lado del salón.Quiero que me contemples, que veas cómo se me acercan y reímos todos alto y grotesco, que te comas la complicidad con un sorbito de cerveza. Cuando nos vallamos con la música en las orejas, las manos que aún se mueven con sonidos suaves, con ritmos concretos y redondos.


Traigo las medias de punto ansiosa de encontrarte, y hagas de mí lo que sea prudente.

domingo, 1 de mayo de 2016

Botones de rosa.

A ÉL siempre le gustaron más los botones de rosa que las propias rosas.
Aspiraba en sus manos el dulce aroma de ternura que le dejaban esas terneras  luego de hacerles el amor.
Se hundía en ellas tan ávido, tan hambriento, que aunque no les doblaba la edad sabía bien que ellas terminaban por envejecerlo; y así cada beso, cada celebración, cada dato nuevo, cada ombligo, lo habrían de encanecer y desgastarse hasta dejarlo débil, tan solo.
Yo fui ternera dulce, todavía olían a leche mis cabellos cuando lo conocí. Tan sobrio e importante se paró delante mío y mostró sus pinturas, me dijo que era tanfrescatanhermosa que debía posar para ÉL algún día y así guardarme siempre. Yo tan niña (entonces) acepté de inmediato, luego me dejó postrada en cueros mientras sus acuarelas y su lengua me delineaban cada rinconcito en la memoria.
Un día me pidió que nos casáramos, le dije que no. Puso ojos de loco y no volvió a buscarme, tres semanas después había una tanfrescatanhermosa ahí, en el estudio, posando y oliendo a leche agria, dejando de ser ternera para mirarlo con ojos de vaca, de esas vacas que van al matadero.

Si algo le agradezco fue precisamente que me dejara ser vaca, que me diera los ojos dulces y buenos para dar de mamar a pequeños botones de rosa, que me dejen tirada en la cama, que me dejen cansada como un trapo. 

lunes, 11 de abril de 2016

I want it all, not nothing else.

Desde siempre me ha encantado guardar secretos, pequeños (porque para esconderlos han de ser breves) conjuntos de palabras que se atiborran en un rinconcito del alma porque no queremos que nadie los vea, los repita, los piense. Nadie. Yo me los callo, los disfruto severamente y en silencio, a la luz de la nada. Son gordos a veces o delgaditos como unas manos ligeras, brillantes como los dientes largos y bonitos de aquellas fotos. 
Besos, citas, dulces, gritos (y dulces gritos), dibujos, pieles, cabellos, reflejos, olores y texturas. Todo lo guardo y no es malo, no me atosiga. Usualmente no me persiguen, aunque si me siguen a casa se instalan en las libretas, o se quedan a dormir en mi almohada.
Ya no los sueño. Mis sueños son dulces mientras que mis secretos pican porque ellos vienen de gargantas apretadas, mis secretos pesan porque no importa cuántas veces se quieran ir, siempre terminan acampando en mis orejas. Sonrío cuando se quedan, hay veces que dicen brillar en mis ojos mientras pestañeo, pero me da miedo que se me caigan y los encuentren, así ya no valen ni tres pesos.
Quiero todos, hasta los que no son míos, quiero llenar las bolsas de mis pantalones (si tuviera) para no poder caminar, para que no me dejen moverme y me ahoguen con su peso. Porque podría dejarlos, soltarlos todos, “y digo, podría pero ¿por qué querría hacerlo?”.

miércoles, 6 de abril de 2016

Fancy.

-¿Cómo le hacemos?- Sonreíste.
- Como quieras, no importa.- Te besé despacito en el pómulo. Me abriste la puerta del coche y sonreíste cuando me observaste ahí, estática y con los cachetes rosas.
No soporto mirarte subir las escaleras, aproximarte a las ventanas, mirar cómo te contemplas en el espejo, cómo te detienes y tomas agua. Me desespero, me abrumo, sonrío, me paso las manos por la cara. Te miro de lejos, te sonrío amplio y pendejo, porque no conoces la magnitud de mis palabras, me sonríes jocoso y grandote porque no conozco qué hay adentro; tripas, hígado, la vejiga, ¿un pulmón?
-Te dedico esta canción.- Le subí mucho a tu radio, y coreaba algo soso y ñoño, porque eso le encanta escuchar a las nenas como tú. – No creas que no me acuerdo, se aproxima nuestro aniversario, nena, este año voy a llevarte flores.- No importaba si era cierto, porque no recuerdas que las fechas no son lo tuyo. Me desespero, me abrumo, sonrío, me paso las manos por la cara. Me preguntas qué me pasa ¿te digo? ¿te cuento que me tienes enloquecida? , no encuentro cara para contestarte así que en un semáforo de esos eternos, te tomo de la cara y te beso en la boca. Te dibujo despacito en los labios que eres mi favorita, que eres la más importante, jugueteamos.
–No te asustes, acá te espero.- Dices. Me reconforta que me lo recuerdes, cada que voy por ti a la escuela, los minutos se extienden insoportablemente y siento que te vas a ir con ese profesor que te gusta mucho y me entristece. Ya sé que no lo harás pero de todos modos me inquieta porque no me gusta esperarte, cuando llegas, mi alma descansa en tu cabello. Me desespero, me abrumo, sonrío, me paso las manos por la cara. La tensión crece y juntas recordamos que nos encanta la época de lluvias porque siempre nos guarecemos en tu coche. Esa noche no llueve, pero de todos modos te acompaño a tu casa, nos quitamos los pantalones y nos acostamos a escuchar tu noticiero favorito.
Tonta, te adoro y me quiero caer contigo.


https://www.youtube.com/watch?v=2xHHGC4cSkw

martes, 5 de abril de 2016

sueño.

El otro día soñé con un lago enorme, rodeado de una escenografía de árboles altísimos. Era estático, de agua templada y dulce olor a humedad, yo estaba dentro del lago, retozando en el agua. Con el cabello mojado aunque no tenía cabello, pataleando aunque no tenía piernas, flotando porque no tenía cuerpo. Y sólo tenía brazos porque siendo humo es lo único que se nos tiene permitido ver, nadaba (porque en mi sueño sabía) y era tan ligera, que mi humedad era la misma que la del agua, que el aire, que la estancia. Era como si yo fuera de todo.
Mi corta vista panorámica, veía a una hermosa chica, que se presentaba frente a nosotros con una mirada dulce, un cuerpo frondoso y bello, era absurdamente perfecta. Portadora de una piel morena y unas piernas largas, entraba al agua con un atuendo blanco, que al mojarse dejaba su cuerpo a la mirada de todos nosotros. Terminaba por estar ahí, de pie a la orilla del lago.
Cuando digo todos, es porque había más que contar, una especie de guía espiritual, asiático, viejo y gordo estaba parado junto a la chica, a punto de revelarnos la clave de algo importante. Tomó a la chica de la cintura, de pronto la miramos como si fuera el objeto más preciado sobre la tierra, ella conocía perfecto lo que pasaba por nuestras mentes, y sabiéndose insoportablemente exquisita, aceptaba que no podía negarse a compartir su templo, casi me dan ganas de llorar. El guía le besó el corazón, era un tipo repugnante, pero lo hizo con tanta ternura que todos quedamos enfermos de júbilo, con mis brazos de humo me aproximé para enredarlos a mí.
El guía iba a decirnos cómo frenar el fin del mundo, yo debía nadar al otro lado del lago para aproximarle un libro, que seguro debió ser escondite de la llave que detendría el fin. Cada palabra que decía, explicándome qué debía hacer, se apagaba en mi interior, el final ya estaba ahí, aproximándose, oprimiendo el clima, volviendo nebuloso todo. Pero este final, este majestuoso final, era callado, era uno muy pacífico. Entonces pensé que no tenía sentido frenarlo porque era un final hermoso, porque todo terminaba en el agua, con mi nocuerpo flotando cerca de esa hermosa mujer, sintiendo alegría por estar rodeada de gente grata y dulce, tan dulce.

Ahora pienso, justo ahora, que quizá frenaríamos el final porque no lo merecemos, porque no merecemos tanta quietud, tanta melancolía, tanta ausencia de caos. Nuestro final será funesto, pero conservo la esperanza de que no pese, de que sea ligero, por lo mientras, soñarlo ha sido increíblemente bello.

lunes, 4 de abril de 2016

Hoy no escribo.


Me han dicho que ya no tengo pretextos para no escribir, que el ordenador ya funciona, le han hecho una limpieza porque cada que tecleaba, amenazaba con explotar. La cosa es que yo encuentro once pretextos para no escribir esta noche:

1) Nadie le ha hecho limpieza a mi cerebro, le hace falta porque ya hemos quemado el disco duro y comienza a trabajar lento y pesado, escribe cosas que no le dicto, le falta su buena actualización.
2)Hoy fui al gimnasio, y no tienen una idea de lo cansado que es saber que, a un mes, lo único que ganamos no fue condición, ganamos un kilo y una rodilla chingada.
3)Me muero de sueño, mi mente dormita en lagos y chicas preciosas y si pierdo mi valiosísimo tiempo de sueño, me despido de la posibilidad de alargar los miles de cortometrajes mentales pseudoeróticos sin chiste.
4) La verdad es que soy un gato, y no había querido compartirlo porque es de lo más ridículo confesar que las almohadillas en mis patas ocasionan muchas faltas de ortografía.
5) Mi mamá no me da permiso. Y aunque la mayor parte de las veces es en serio cuando lo digo, también lo ocupo para deshacerme de situaciones indeseables. Váyanse enterando.
6) Ni quiero, ni me gusta, ni me complace, ni me siento satisfecha y motivada cuando lo hago, y aparte ni me sale bien.
7) La verdad es que no sé escribir, el kínder al que fui era pirata y por más letreros que hubiera por la casa con el nombre de las cosas, ni sabía qué eran las letras.
8) Tengo mucha tarea, y cuando tengo mucha, no la hago, pero me preocupo. ¿eso puede ir en mi cardex?
9)  cuando es martes en la madrugada, las palabras no me salen de los dedos.
10)Traigo losojoscerrados,lagargantaatascadalosdedosentumidoslaespaldaarrancadaelpensamientorotolosentidoshastiados. Ah, y soy hipocondriaca.
11) Estoy comiendo mango, y cuando como mango, no conozco y me embarro los dedos, y pues no, no quiero ensuciar y pegajostear las frases con jugo de frutas


¿ven? No puedo escribir hoy, voy a perder el reto.